martes, 8 de julio de 2014

Actividades primera semana julio 2014.

Son muchos los beneficios que el trabajo con puzzles proporciona al niño que lo realiza. Les ayuda a desarrollar su capacidad de aprender, entender y organizar las formas espaciales; les ayuda a desarrollar su capacidad de observación, comparación y descripción, ya que debe encontrar los diversos elementos necesarios para encontrar diferentes aspectos de cada pieza asi como detalles similares a otras y así poder reconstruir poco a poco el todo.
Además desarrolla la capacidad de resolver problemas y, además, ejercitan su memoria visual.





 Desde pequeños iniciamos el adiestramiento de los niños para preparlos para los aprendizajes futuros, y uno de estos aprendizajes es la escritura. Se proponen ejercicios que ayuden a los niños a desarrollar el autocontrol de su propia fuerza y el de la presión digital, asimismo como la coordinación oculo-manual que influirá directamente en su desarrollo del grafismo que desembocará en la escritura.


Las actividades que propongo a los niños de la edad de César para conseguir que lleguen a un dominio de su capacidad grafomotora se pueden dividir en varios apartados según el aspecto más importante que trabajan. Así pues las podemos dividir en:
- Actividades que trabajan la direccionalidad de los trazos: Este tipo de actividades  trabaja especialmente el movimiento de ojos izquierda-derecha, arriba-abajo, el sentido de rotación, siguiendo (o no) la dirección de las agujas del reloj.
- Actividades que trabajan  el control óculo-manual y la independencia mano-brazo/dedos-mano: con ejercicios que activan el movimiento de los brazos, de las manos y de los dedos los niños irán ganando soltura en su control del trazo.
 - Y, como último paso previo a la escritura en sí (la preescritura) empezamos a trabajar el trazo específico de cada letra. Hay varias opciones en este punto y yo prefiero el uso de una pauta (tipo Montessori) ya que considero que es positivo para el aprendizaje porque ayuda a estructurar mentalmente el campo perceptivo de la letra.









 La habilidad escritora se adquiere en un proceso que va desde el garabato hasta la escritura adulta. El niño que aprende a escribir debe percibir primero que a cada expresión del lenguaje oral le corresponde una representación gráfica, así a cada fonema le corresponde una grafía. Este aprendizaje, realizado de una manera integral y no de manera aislada, mostrandolo en textos completos ayuda a que el niño entienda la escritura como el sistema que registra el habla y que, tal como ocurre con el lenguaje oral, el lenguaje escrito sirve para comunicar lo que se quiere decir.
Lo más importante, entonces, en el aprendizaje inicial de la escritura no es aprender las “letras” sino aprender el sentido (comunicar) y el mecanismo (representar) del lenguaje escrito; junto con ello se va aprendiendo el trazo de las grafías y su mecanismo de articulación, pero siempre partiendo de un contexto significativo que tiene que ser un mensaje.
Otro aspecto importante, que debe darse simultáneamente, es el de producir mensajes (no sólo copiar textos o escribir textos dictados) ya que la producción de textos desarrolla el pensamiento y la capacidad comunicativa. El niño debe, desde el principio, tratar de traducir ideas y pensamientos propios al lenguaje escrito, usando todos los recursos disponibles a su alcance (imágenes, grafías conocidas, grafismos propios) hasta que esté en capacidad de ir reemplazando sus símbolos por los convencionales.






No hay comentarios:

Publicar un comentario